sábado, 7 de marzo de 2009

No soy una estatua de piedra

No soy una estatua de piedra


No soy una estatua de piedra
Por la que la vida me pase sin daño.
Mis ojos no son de cristal
Sino ojos verdaderos que lloran
Lágrimas de mar salada
Cuando ven la maldad sobre la tierra.
No tengo un corazón de roca
Sino uno de carne y sangre
Que late y se desgarra
Con el desgarro de la humanidad;
Un corazón humano que late y siente
Y ama, y algunas veces, odia.
No es de seda mi piel
Sino humana epidermis
Que se lastima y se hiere
Y por sus heridas me desangro
Cuando mis ojos de no cristal
-ojos humanos que miran como humanos-
ven llorar un mundo ya roto desde siempre,
Desde que el hombre es hombre.
El mundo llora su muerte
Que no es una muerte verdadera
Sino muchas pequeñas muertes.
Y por mucho que el mundo y yo
Lloremos por el mundo mismo
El mundo, la vida, siguen...
La vida continúa aunque vaya dejando
A cada paso jirones de sí misma,
Aunque muchos se queden en el camino,
Aunque muchos pierdan la conciencia
Y no sepan decir ¡basta ya!
Yo humana, de rostro humano
Con ojos humanos
Que lloran como humanos
Y corazón humano que se desgarra
Como sólo se desgarra
Un corazón humano
No puedo cambiar el mundo,
No me puedo cambiar de mundo.
Seguiré llorando lágrimas humanas
-pura agua marina-
Y desgarrándome y desangrándome
Ante la injusticia humana
Que hace del mundo, para muchos
Un infierno adelantado
Al infierno verdadero.
¡Dios, sal de tu escondite
Y acaba con este infierno
que Tú no has programado,
pero que de alguna manera
Tú has creado!